domingo, 6 de octubre de 2013

PARA NO MORIR


Romperá la tarde mi voz
hasta el eco de ayer.

Voy quedándome solo al final,
muerto de sed, harto de andar.

 Pero sigo creciendo en el sol, vivo,
 era el tiempo viejo, la flor, la madera frutal,
 luego el hacha se puso a golpear,
 verse caer, sólo rodar.


 Pero el árbol reverdecerá, nuevo,
 al quemarse en el cielo la luz del día,
 me voy, con el cuerpo asombrado;
 me iré ronco al gritar que volveré,
 repartido en el aire a cantar, siempre.

 Mi razón no pide piedad,
 se dispone a partir.

 No me asusta la muerte ritual,
 sólo dormir, verme borrar.

 Una historia me recordará, vivo,
 veo el campo, el fruto, la miel,

y estas ganas de amar.

 No me puede el olvido vencer hoy,
 como ayer, siempre llegar.

 En el hijo se puede volver, nuevo,
limpio, vivo, actual.

Figueroa Reyes


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