sábado, 21 de enero de 2012

MUERE ETTA JAMES

Acaba de extinguirse la vida de una de las más grandes intérpretes de blues que ha dado la segunda mitad del siglo XX, Etta James. La leucemia y otras enfermedades que acechaban desde hace tiempo su salud han terminado así con la existencia de una artista mayúscula a la que siempre le vino estrecha la circunscripción en cualquier ámbito estilístico. Etta fue una cantante fundamental en el capítulo crítico del rhythm & blues durante los años 50, cuando el blues rítmico quería hacerse rock and roll con el fin de que se notase que era música de jóvenes, o ponerse de largo acercándose al jazz que comenzaba a ser moderno.

Etta James se llamaba, en realidad, Jamesetta Hawkins y había nacido en 1938 en Los Angeles. Como tantas otras colegas de generación, comenzó probando con el góspel en una iglesia de su barrio para ir aproximándose, luego, al blues y al rhythm & bluesdel momento. Solo tenía cinco años de edad cuando comenzaron sus primeras incursiones en emisiones radiofónicas. Poco después llegaría su primera oportunidad profesional, a través de la llamada del baterista Johnny Otis, en cuya orquesta comenzó Etta a cantar a la edad de catorce años.

Sus grabaciones para la fonográfica Modern Records son las que la situaron en la rampa de lanzamiento de la fama y las que dejaron semilla entre una importante generación de músicos que, en aquellos años, transitaba por los territorios del rhythm & blues, el rock y el popincipiente. Esa fue la etapa en la que asumió el sobrenombre de Peaches y grabó la impactante «Roll with me Henry».

Etta James era una mujer fuerte, de voz turbulenta y enérgica que se dejó tentar siempre por el lado más comercial del rhythm & blues, así que en 1960 inició una estrecha relación laboral con la emergente fonográfica Chess Records de Chicago. El reconocimiento definitivo le llegaría a través de algunos dúos con su pareja sentimental entonces, Harvey Fuqua. Leonard Chess, propietario de Chess Records, supo potenciar la imagen de Etta James como una cantante escalofriante de baladas, cuya voz lucía cargada con la fuerza y la reciedumbre de una contralto. El detalle logró admiración incondicional entre la comunidad blanca y, musicalmente, creó escuela entre la negra, razón por la que, pese a la muerte de Leonard Chess, Etta permaneció en la compañía hasta 1975. En ese año, iniciaría una maniobra de aproximación al rock que aún es recordada como uno de sus fracasos más sonados.

Etta James luchó durante buena parte de su vida contra la obesidad y su adicción a la heroína, y ambas cosas casi consiguieron sepultarla en el anonimato hasta que, en 1988, regresó con el álbum «Seven year Itch», que consolidó su leyenda en el soul. Ya nunca volvería a desaparecer de la escena.

Álbumes como «Mystery Lady» o «Life, love and the blues» la muestran como una de las grandes protagonistas del blues y el soul de la segunda parte del siglo XX y de lo que llevamos del XXI. En 2001 fue incorporada al Blues Hall of Fame, y el aún reciente disco «The dreamer» se puede paladear como un inmenso homenaje al buen gusto.

El tono emocionado con el que Etta James interpretaba sobre la escena y en los estudios ha sido uno de los más intensos que ha dado la música negroamericana. Tuvo una hermana en inspiración en Koko Taylor y también disfrutó la herencia afortunada de Mahalia Jackson y Bessie Smith.

Con su muerte se cierra un capítulo decisivo en el blues y se pierde una seña de identidad definitiva.

domingo, 15 de enero de 2012

ASÍ, COMO AYER


     Parece que no cambian mucho las cosas políticamente en nuestro país. Esa impresión me da. Por ahí al lado, hacia el margen derecho, hay algún comentario sobre temas políticos cercanos, de nuestra región, comunidad, ciudad ó barrio, de hace ya un tiempo y la verdad que no existen demasiadas variaciones si nos atenemos a esos dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho... años atrás, con hoy día. Podría volver a cualquiera de esas opiniones de entonces y seguirían en pleno vigor, estarían de rabiosa
 actualidad, es más algún párrafo de su contenido, lo veríamos confirmado y hasta sellado.

La política tiene eso, modos y maneras difíciles de cambiar. Así, como dije ayer... los mismos perros, perdón, personas, con distintos collares, perdón, ropajes.

Amores y mimitos de ayer se vuelven desafectos y enemistades hoy, simplemente por conseguir el ansiado y valorado poder.

Y la gente de la calle, estresada, apurada y atormentada por la realidad cotidiana que padecemos.

¡Que vida más perra..., perdón, quiero decir, triste!...