Quizás fue una hecatombe de esperanzas,
un derrumbe de algún modo previsto,
¡ah!, pero mi tristeza solo tuvo un sentido,
todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto así me vieron.
un derrumbe de algún modo previsto,
¡ah!, pero mi tristeza solo tuvo un sentido,
todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto así me vieron.
Hasta aquí había hecho y rehecho
mis trayectos contigo,
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad,
pero tu encontraste la manera,
una manera tierna
y a la vez implacable,
de desahuciar mi amor.
Con un solo pronostico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible,
lo envolviste en nostalgias,
lo cargaste por cuadras y despacito,
sin que el aire nocturno lo advirtiera,
ahí lo dejaste a solas con su suerte,
que no es mucha.
Creo que tienes razón,
la culpa es de uno cuando no se enamora
y no de los pretextos ni del tiempo.
Hace mucho, muchísimos días
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable, como tu,
y no fue tierna su imagen.
Ahora estoy solo, francamente solo,
pero siempre cuesta un poco
empezar a sentirse desgraciado
antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno
con los ojos bien secos, por si acaso.
Y miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte en la distancia del tiempo...
con los ojos bien secos, por si acaso.
Y miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte en la distancia del tiempo...
...porque recordarte, es hacerme sentir bien.
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